Monday, May 12, 2008

Diseñadores de Departamento de Diseño, entérense.

Hace algunos días me encontré con este fragmento del libro “Pulling Your Own Strings” publicado en 1978 por Wayne Dyer.

(Tomado de Wikipedia: El doctor Wayne W. Dyer (nacido el
10 de marzo de 1940 en Detroit, Michigan) es un escritor estadounidense de libros de autoayuda.)

Pensé que sería útil publicarlo aquí, como un llamado a la realidad para los diseñadores de departamentos de diseño en empresas. Sería genial iniciar una discusión sobre este tema!


La traducción es mía, no es oficial.



"Cómo funcionan las empresas

Las instituciones de negocios (empresas) existen por una única razón: Para obtener ganancias, hacer dinero. Sólo buscan perpetuarse para entregarle dólares a las personas que tomaron el riesgo de financiarlas y fabricar los productos o prestar los servicios.

No están en funcionamiento por la caridad, y no pretenden estarlo. Por lo tanto, cualquier experiencia victimizante que resulte de su conexión con una empresa, ha sucedido porque usted permitió que así fuera.

Si usted cree que la empresa le debe alguna lealtad y que debería recompensar su dedicado trabajo con muchos beneficios para usted como persona, entonces usted tiene ilusiones sin fundamento.

La empresa tratará de lidiar con usted de la manera más utilitaria posible. Le pagará por sus servicios hasta que usted ya no pueda prestarle el servicio que ella necesita, y entonces usted será descartado de la manera menos costosa posible.

Esta no es una visión deprimente de los negocios en la cultura occidental; es simplemente como son las cosas. Cuando usted se convierte en empleado de una empresa, éste es el acuerdo al que usted se somete. Incluso si la empresa ofrece cosas como planes de pensión, repartición de ganancias, programas de incentivos, o cualquier otro beneficio diseñado para mantener empleados, el hecho es que cuando ya no lo necesite, usted será reemplazado, y todo esfuerzo será hecho para deshacerse de usted lo más rápido y barato que se pueda.

Las empresas simplemente hacen lo que están diseñadas para hacer, y no hay queja sobre presentarlo en estas páginas. Pero usted no es una empresa. Usted es un ser humano que respira, siente y experimenta la vida.

Usted no tiene que enojarse por la forma en que los negocios operan, ni tiene que comprometerse a esclavizarse en empresas simplemente porque sus voceros quieren obtener ganancias a costa de su lealtad auto-victimizante.

El hombre que se retira después de dedicar cincuenta años de servicio a la empresa, y recibe un reloj de oro y una pequeña pensión por su vida de devoción, no ha sido victimizado por la compañía. No le debe nada, así que debería estar agradecido por el reloj. Él hizo su trabajo, recibió su sueldo y la empresa recibió sus servicios. Se supone que debe ser así.

Pero el retirado ha sido victimizado si se ha dedicado más allá de lo que se requería y si sacrificó sus metas personales y actividades familiares, porque las empresas continúan, ya sea que usted se mate por ellas o simplemente las vea como una forma de sostenerse.


En mi opinión, aunque uno debe traer excelencia y compromiso a todo lo que hace, sería tonto ignorar la realidad de cómo funcionan los negocios y terminar lamentándose por el tiempo personal que uno sacrificó.

2 comments:

j_major said...

me parece una aproximación muy realista. así son las empresas y, normalmente, así actúan tambíen las instituciones privadas. por eso no hay que olvidar que la vida de uno es la vida de uno, no la profesión de uno.

Carolina Ayerbe said...

Gracias por tu comentario, j_major! Es bueno saber que no estoy sola en mi opinión.